domingo, 14 de diciembre de 2008

Amando al otro como a sí mismo

[07/12/2014] La vida expandida en el planeta, y la consciencia de la eternidad, se convirtieron en un estímulo para que cada ser humano viviera su etapa de encarnación con mayor alegría y agradecimiento, buscando vencer desafíos de la propia dualidad existente en los mundos creados. La gran frontera del autoconocimiento, una vez alcanzada, generó una transformación intraducible en la naturaleza humana.

Antes, movida por registros de instintos básicos y compulsiones, se obstaculizaba a sí misma, impregnada por procesos de culpa y sombras del pasado distante de barbarie y oscurantismo. Pero luego del inicio del proceso de re-conexión interna con el propio Espíritu, y reconocimiento de la Paternidad Divina, el sentido de humanidad se amplió en Unidad con otros seres, sus hermanos, y con el Universo.

Todos los valores conocidos como Bondad, Belleza, Justicia, Amistad, Libertad, tomaron la amplitud necesaria para la comprensión de esos Pilares en su más alto grado. La expansión de la consciencia reveló la necesidad de servir al prójimo, no ya con una actitud de asistencialismo, sino amando al otro como a sí mismo, sustentándolo para su liberación y conquista conjunta del ideal de Libertad, Amor y Amistad, sin separatismos. [Registro 34]

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