domingo, 27 de noviembre de 2011

Un hallazgo inesperado

[19/11/2017] La aparición de un hombrecito, con menos de un metro, viviendo en medio de la selva sudamericana movilizó al departamento de vida natural mundial esta semana. El pequeño ser de color amarillo-verdoso y postura humana tiene rasgos proporcionales, estaba totalmente desnudo, y no dejó duda de que hay muchos misterios a ser desvelados en el planeta.

El contacto fue hecho durante una de las innumerables expediciones de estudios que se realizan todos los años para recolección y estudios de plantas y animales, en conjunto con institutos científicos de investigación y universidades. El pequeño hombre quedó tan sorprendido al ver a los exploradores como estos al encontrarlo en la orilla de un rio, donde pararon para refrescarse y beber agua. La reacción de asombro fue seguida de un retroceso, tanto de un lado como de otro; seguida de la fuga del hombrecito para dentro de la selva.

El grupo de científicos y alumnos decidió entonces montar campamento en el lugar, y aguardar pacíficamente la vuelta del desconocido, en tanto algunos hacen pequeñas acciones exploratorias en torno al territorio para encontrar rastros del hombre. Si fuera confirmada la existencia de más seres diminutos, y esta no fuera una manifestación aislada, la ciencia está frente de un maravilloso nuevo enigma a ser desvelado en la gran área de la existencia humana en el planeta. [Registro 111]

La quiebra del sistema

{27/11/2011} Lo que el hombre buscaba en aquel final de 2011 era un mínimo de sentido común, de equilibrio en las acciones de sus gobernantes. Mientras muchos padecían sin empleo, sin esperanza, los gobiernos continuaron ayudando a grandes corporaciones económicas, bancos, instituciones creadas en torno de una creencia de valores que ya se había mostrado equivocada. ¿Por qué salvar un sistema que no privilegiaba los valores más valiosos, la sobrevivencia de la especie humana? Que no respeta a la naturaleza, ni siquiera al propio ser humano que lo creó?

La crisis abría heridas dolorosas en el seno de las poblaciones. Pueblos avanzados tenidos por defensores del orden, se animalizaban en el embate con las fuerzas represivas. Una juventud cada vez más privada de esperanza expresaba, con palos y piedras, su revuelta por la falta de un horizonte en sus vidas.

No había júbilo en ascender los peldaños del sistema si esos pasos no conducían sino al abismo de las angustias humanas: correr detrás de posición y dinero y, la grande mayoría apenas de la sobrevivencia, y dejar por el camino un alma destrozada por falta de luz y amor. Luchaban para tener empleo, para tener estudio, para tener comida, para tener derecho mínimo a la expresión. ¿Qué planeta era ese, con tanta falta de sentido común? {Crónica 034}

domingo, 13 de noviembre de 2011

Viviendo en las alturas

[05/11/2017] Investigaciones recientes señalan que el índice de muertes causado por accidentes ha disminuido a casi cero en los últimos años. El famoso precepto “accidentes suceden” ahora está siendo substituido por aquella frase de la propaganda transmitida por los Centros de Prevención del Planeta: “accidentes se previenen”. De tal manera que ya sea en contacto del ser humano con las máquinas, en el trabajo o en casa, o en acción junto a la naturaleza hay mucho más cuidado y seguridad en relación a la vida de lo que había antes en el mundo.

Con la racionalización de la ocupación humana de los territorios, ningún asentamiento o urbanización humana es construida en áreas de riesgo, próximos a ríos de flujo variable, costas marítimas sujetas a grandes turbulencias, y muchos otros sectores geográficos que podrían traer peligro a la vida.

Todo eso no evita, sin embargo, que algunos se accidenten en el ansia por emprender nuevas aventuras, como la reciente experiencia de dos familias en Australia que insisten en vivir en el aire – en globos – o un intrépido grupo de alpinistas que montó una ciudad en las laderas de una montaña en la India: viven literalmente colgados. Mientras tanto las casas de hielo proliferan en el continente Asiático, siguiendo un modismo antiguo, y hasta una casa cercada de fuego ya fue “construida” en una reserva en el desierto para dar al morador la sensación de protección total contra fieras y virus. El dueño relata que ya se accidentó levemente, cuando el mecanismo de “abrir la puerta”, cesando la cortina de fuego, no funcionó. [Registro 110]

La naturaleza ruge y el hombre reacciona

{13/11/2011} Una tragedia más se anunció con un aumento rápido en el deshielo de la capa polar. Otro maremoto en Asia no devoró solamente vidas, sino esperanzas y creencias. Viejas tensiones emergieron y hasta la solidaridad abundante fue incapaz de recuperar la serenidad en el corazón de los hombres y ellos comenzaron a luchar entre sí. Una grieta, en el fondo del océano, probó su capacidad de destrucción del otro lado del planeta. Un Moai cayó, y con su rostro volcado hacia el horizonte, se quedó a llorar por los seres humanos.

Corrientes migratorias de pájaros fueron interrumpidas, así como la reproducción de ballenas, mamíferos marinos, y grandes animales. Recrudeció la falta de agua, afectando a Europa, y una gripe estacional mostró su poder destructivo - porque las vacunas no fueron suficientes para todos. El ánimo se abatió. Las protestas contra la incompetencia de los gobernantes aumentaran a un nivel peligroso.

Los pequeños países se esforzaron para salir de la crisis económica y movilizaciones populares volcaron todo el furor contenido contra “el sistema”, derrumbando los “ajustes” que los gobernantes intentaron hacer, sin que nadie presentase una propuesta de conciliación. La solución siempre estuvo en el corazón del hombre: buscar la humildad en su interior, servir mucho y trabajar en pro de buenas causas. Muchos se esforzaron y sostuvieron el equilibrio. {Crónica 035}