domingo, 23 de agosto de 2009

Tiempos de contrastes

{23/08/2009} Así como el Ser planetario sangró bajo el yugo humano, también los seres humanos fueron golpeados por su propia desarmonía: millones de vidas truncadas en accidentes, miles muriendo por causa de guerras, hambre, esclavitud, tráfico de personas, vicios, secuestros, peleas entre fracciones, grupos armados, robos, asesinatos, descuido, abandono, falta de asistencia pública, irresponsabilidad. A todo eso se llamaba violencia. Y la violencia no cesaba. El clima de inseguridad y angustias producía una niebla pesada sobre el planeta, y demandaba mucha energía para limpiar y armonizar. Los rayos de luz del Cosmos brillaban incesantemente sobre la tierra. La Misericordia Divina estaba presente y muchos la aprovechaban.

Una buena parte de los humanos evolutivos estaba realmente ocupada en descubrir el devenir del planeta. Canalizadores profetizaban una era dorada para la humanidad; creyentes preveían un encuentro final con el Creador: una división de aguas donde se separaría la “cizaña del trigo”. La importancia de las discusiones sobre la evolución del hombre era que ellas traían una oportunidad de ampliar la visión, renovar conceptos, buscar un entendimiento sobre el significado de la vida. {Crónica 93}

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