domingo, 13 de junio de 2010

Legados primitivos de lucha

{13/06/2010} En el pasado de la humanidad había una cuestión crucial a ser resuelta para que el hombre alcanzase un nuevo nivel: el virus de la soberanía nacional que infectó a innumerables países, y su consecuencia más dolorosa: la manutención de la guerra. Así como una bacteria combatida con un remedio equivocado se vuelve más resistente, también el hombre se mantuvo enfermo abrigando el primitivismo de la lucha corporal frente a los desafíos.

Cualquier ser humano, con un mínimo de conocimiento y experiencia, sabía que ajustar desentendimientos con el combate físico, formaba parte de un pasado primitivo de la humanidad. Mientras tanto, la mentalidad guerrera continuó siendo largamente estimulada y aprobada como solución de conflictos. Miles de historias y filmes reforzaban la idea de lucha para resolver todas las situaciones. Muchos no pretendían más que resaltar valores, pero pecaron por no estar comprometidos con ninguna transformación. Se sentían apoyados por ideales de naciones que se decían soberanas o intentaban imponer su soberanía a las demás.

Frente a las fallas de la justicia humana, frente al miedo a ser subyugado por otro, frente a la privación, el hombre recurría al método de sus antepasados: tomaba el camino de la agresión verbal, física, de la confrontación. Hombres mataban a mujeres y vice-versa, ciudadanos se mataban en las calles, bandos atacaban a personas, tribus combatían, soldados eran entrenados para matar y gobernantes imponían su comando por la fuerza de las armas y amenazas, con brutalidad sanguinaria, diezmando grupos y pueblos.

En los mundos avanzados esas prácticas ya habían sido extintas porque prevalecía la soberanía colectiva de la humanidad como un todo, mas en esos tiempos sombríos de 2010, la opción de combate físico aún perduraba, entristeciendo almas y desgarrando corazones. {Crónica 072}

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