domingo, 18 de noviembre de 2007

El enemigo está dentro

{18/11/2007} “Hacia el frente y hacia lo alto” dice nuestra consciencia Espiritual, y nosotros sabemos que no se da el salto sin un buceo hacia adentro y bien a fondo. Sin llevar la luz a nuestras partes oscuras. Sin quitar de las tinieblas y de la amortiguación a nuestras peores intenciones, nuestras villanías secretas, nuestro egoísmo, nuestra indiferencia, la espina que cierra nuestros corazones. Entregar a nuestro ladrón, exponer al vanidoso que tenemos, denunciar al envidioso que abrigamos dentro, confesar al rencoroso que dejamos habitar en nosotros, en fin, dejar de tirar nuestra basura interna sobre los demás y aprender a reciclarla, como se dice.

Nuestra basura viene del uso banal de la palabra, de las suposiciones baratas, de las opiniones críticas que proliferan dirigidas hacia el error del otro. Viene de nuestras vibraciones de rabia y despecho, desconfianza y preconceptos, de la falta de respeto a las leyes y al prójimo. Viene de nuestras buenas intenciones que nunca son efectivadas y contaminan nuestra alma de contradicciones. Vienen de la pereza para hacer lo correcto; del deleite de un momento más de placer, de la pseudo-satisfacción de poseer, de tener; del nada secreto deseo de pisotear a los otros y ufanarnos de nuestras ‘cualidades’.

Mas no todo está perdido, como diría Moisés delante de aquel gran mar que estaba frente a él. Muchas de nuestras intenciones se transforman en acciones. Cada vez más nos preparamos para lo que vamos a decir y hacer. Ya dejamos de querer siempre dar la última palabra, de discutir, de vociferar. Ya buscamos el consenso, la diplomacia, el trabajo de equipo. Devolvemos lo que no nos pertenece. Mejoramos nuestro entorno. Intentamos no acumular. La Consciencia continúa creciendo, aun delante de tantas contradicciones. Vamos a alcanzar el nivel requerido para el cambio, vamos a dar vuelta el juego una vez más, equilibrando los opuestos, la dualidad, las divergencias.

¿Y cómo augurar eso? ¿Cómo afirmarlo con tanta certeza? Por el legítimo deseo que existe en la Unidad – la humanidad como un todo – de librarse del miedo y emprender vuelos más altos en dirección al Espíritu. Millones lo están haciendo. Entre ellos, tú. {Crónica 139}

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