domingo, 29 de junio de 2008

Dispensación en masa

{29/06/2008} Miramos hacia el cielo interior de nuestros corazones y nos preguntamos: ¿cuántos aún necesitan perecer? ¿Para dónde están yendo tantas almas? Parten por miles, 30, 80, 150 mil! ¿Estarán ellas preparadas para la nueva etapa que seguirá? Pocos hablan de eso, pero ¿qué está ocurriendo realmente con las almas incultas, no cultivadas? Los espíritus esculpidos por acciones no acordes con su naturaleza?

El ser humano abriga esa y otras inquietudes, pero en el auge de la contradicción, sólo consigue comprar el cosmético que va a engañar a sus ojos, continúa actuando con la idea del tener, del poseer. Quiere poseer conocimiento, pero no sabe cómo transformarlo en sabiduría. El nivel de vibración de esa contradicción se acelera, y todos lo perciben. Y comentan. “Así no es posible vivir”, dicen. Y los débiles de razón piden, imploran, rezan hasta por un “golpe de misericordia”, sin saber que ella ya actúa. Incrédulos en cuanto a una transformación piden que “ el fin llegue ya”, la “muerte” o “que todo acabe de una vez” cuando deberían vigilar sus pensamientos apocalípticos y pedir por la vida, por la real evolución de la especie humana.

Ha llegado la hora del esfuerzo mayor: trabajar intensamente para el fortalecimiento del alma. Si no, seria solamente carne. Y la carne vuelta al polvo. Se necesita fe. Creer sin ver. Y voluntad. Y la volunntad está dispersa, distraída con el tener. Predios, casas, abrigos caen o son arrancados del suelo de nuestra arrogancia, y se vuelven montes de destrozos. Al día siguiente comienzan la reconstrucción, sin un nuevo cimiento. También podemos reconstruir nuestro espíritu por la vía de la verdad. Es el puente por donde pasará nuestra alma para el plano superior. {Crónica 123}

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