domingo, 11 de enero de 2009

El Año que antecedió al cambio.

{11/01/2009} Con la evidencia de las distorsiones creadas por el sistema económico humano, que propició la creación de grandes corporaciones movidas tan solo por el fin de lucro, esas grandes empresas, en el año de 2008 tomaron forma de “demonios” del mal. Feroces, destructores y aparentemente invencibles, generaron desempleo, hambre y miseria. Dimisiones en masa, quiebras, desvanecimiento de los capitales en tiempo récord, trajeron el surgimiento de escasez de dinero y empleo. Las redes de asistencia social, pública y privadas, de servicios básicos para la población entraron a colapsar. La crisis hizo que resurgieran escenas de penuria en el primer mundo: filas para comida, personas muriendo por las privaciones: hambre, frío y enfermedades, sin que el Estado las pudiese atender.

Esas “entidades financieras” a las cuales no les importa seguir las leyes, respetar a la naturaleza y ni siquiera la vida humana en el planeta, valiéndose de mecanismos jurídicos retorcidos, juegos políticos tenebrosos y debilidades institucionales, intentaban sacar el mejor provecho de la situación. La mayor depravación es la apropiación indebida de todo el sistema de vida en el planeta – todo lo que fue creado y puesto a disposición del hombre libre gratuitamente- estaba siendo tomado, repartido, loteado como propiedad privada de hombres que no mostraban su rostro. La ganancia y la ansiedad por poseer es lo que les dio motivación y existencia.

Al final del 2008, una alerta mundial fue lanzada: “Lo que se está exigiendo hoy de la humanidad, y de todos los gobiernos es que toda la tecnología, proyectos y sistemas sean reunidos y activados de forma emergencial, para atender los posibles aumentos de las catástrofes e inminente cambio geológico que está teniendo curso en el planeta”. Mas el brillo de los festejos navideños y conmemoraciones por el Año Nuevo que llegaba, distrajo a la masa dormida y llena de temores. {Crónica 109}

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