domingo, 13 de diciembre de 2009

Crecen las dificultades

{13/12/2009} Y los acontecimientos finalmente apresuraron los encuentros y discusiones en torno al tema de la unificación de las naciones. La crisis económica había producido cierto caos, y por descuidar la vigilancia sobre ella, creyendo que los trastornos habían cesado irían a llegar noticias de nuevas dificultades.

Mientras los hombres más poderosos del planeta deliberaban y retrasaban las providencias, los terremotos volvían a sacudir a la tierra, los virus continuaban mutando hacia formas más letales y los hombres insistían en inmolarse para matar a otros, aumentando el desequilibrio energético del planeta. Y se produjo la escasez en los océanos, las pérdidas de cosechas en los campos y también disminuyó el Amor en el corazón de los hombres que ya no creían en sí mismos.

Durante todo el período que antecedió a la gran crisis planetaria, alertas eran dadas por todos los sectores de la existencia humana: científicos, militantes de organizaciones, religiosos, políticos, estudiosos. Había un exceso de evidencias de que la vida se había vuelto caótica: faltaba agua, energía, comida, salud, orden, justicia, honradez, amor. Y cuando algún individuo manifestaba valor o algún tipo de honestidad, era felicitado como un héroe.

Países en guerra no abandonaban sus propósitos belicistas y es de preguntarse, hasta hoy, qué motivación los llevó a persistir en el error cuando la mayor parte de la humanidad ya había abandonado la guerra como forma de defensa de intereses. Masacres se sucedieron hasta el último instante, sin piedad o misericordia. Mayor que la mortandad causada por las armas, sólo el perjuicio causado por la muerte auto-infligida en el mal uso de los dones y bienes colocados a disposición del hombre. El automóvil se convirtió en un arma, las comunicaciones se transformaron en formas de manipulación de la masa, los talentos derrumbaban a quien los poseía, por la vanidad y la codicia. {Crónica 85}

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