miércoles, 25 de agosto de 2010

Ruptura y renacimiento

{22/08/2010} El proceso de cambio es ruptura. La semilla para brotar, revienta la cáscara. Los seres humanos empujan desde las entrañas. La flor rasga el bulbo. El sol hiere los ojos de quien lo ve nacer. ¡Y cuánta belleza surge después del caos! ¡Uno de los mayores tesoros que emergieron de la transformación es la comprensión!

Y las semillas germinaron, los niños comenzaron a sembrar en los desiertos, los adultos - antes reacios al cambio – se pusieron de acuerdo en acatar “órdenes de los pequeños” para cambiar hábitos, detener la destrucción, la ganancia exacerbada, el egoísmo. La gran red de informaciones planetarias dio soporte para que una gigantesca parte de la población mundial se viese como un solo pueblo, hablase una sola lengua, actuase como una gran familia, donde la moneda-amor ayudaba a trascender cualquier desafío u obstáculo.
El proceso de transformación interna, de aquellos hombres y mujeres de buena voluntad, ya no podría ser detenido por fuerza alguna – porque el bien común e impersonal no es propiedad de una persona- es una conquista interna, que cuando se apoya en la Verdad y en la Luz promueve la ascensión del conjunto, de un nivel a otro, más iluminado, más esclarecido. Y con la transformación interna reverberando, la tierra tembló aun más fuertemente. Solo que los hombres estaban fortalecidos por la luz y no sucumbirían. {Crónica 067}

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