domingo, 31 de octubre de 2010

Dios de Amor

[23/10/2016] En este final del año 2016 podemos registrar el progreso que está alcanzando el planeta, en su nueva etapa evolutiva: una sociedad justa, con libertad garantizada para todos los individuos, administrada por buenos dirigentes, que resulta en grandes progresos en todas las áreas del conocimiento humano. Es digno notar que el advenimiento de la consciencia de la relación espiritual entre Dios y los hombres – la llamada consciencia Cósmica – ha sido como un resorte propulsando avances individuales y colectivos sin precedentes. La comprensión de la idea de un Dios de Amor, Padre de la humanidad, y la consiguiente hermandad de los hombres, amplió la relación de los individuos hacia la noción de familia universal, cambió paradigmas, echó por tierra conceptos e hizo renacer valores, agregando al desafío evolutivo del hombre, nuevos parámetros sobre el auto-perfeccionamiento.

El deseo de avanzar cobró una nueva dimensión, no quedó restringido a los aspectos individuales, físicos, mentales o de control de las emociones, sino que buscó la activación de todo el potencial espiritual oculto en cada uno, a través de experiencia y prácticas diarias, de estudios y anotaciones, para dejar registro de los niveles conquistados por cada uno. Lo más interesante, sin embargo, es que al alcanzar un determinado nivel de experiencia y conocimiento, la mayoría de los individuos, dedicados a las cuestiones del Espíritu, adquieren una coherencia entre palabra y acción, que los convierte en una especie de fuente impersonal de energía, sabiduría y amor. Como es cada vez mayor el número de sabios entre nosotros, actuando en los Consejos, en los gobiernos, en las instituciones civiles; las muchedumbres humanas de cada continente, parecen impulsadas hacia arriba por los niveles conquistados, y emergen de ello indicios de una nueva civilización. ¿Hasta dónde llegaremos? [Registro 083]

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