[07/05/2017] Así como hoy tenemos una relación, en franca expansión, con pueblos de otros planetas habitados, también nuestros inquietos espíritus se inclinan hacia el conocimiento de las naturalezas intrínsecas de cada pueblo para comprender mejor cómo avanzar en nuestras trayectorias evolutivas. Algunos pueblos están dotados de gran sintonía con las artes y la belleza, otros con las ciencias, la lógica o aun con la filosofía.
Las características de cada planeta muestran que mientras algunos escaparon de la onda rebelde luciferina y permanecieron fieles al camino de luz, otros sucumbieron y están inmersos, hasta hoy, en conflictos gigantescos como los que pasó nuestro planeta, recientemente. Hoy la Santa Estrella de la Liberación goza de una peculiaridad que hace justicia a su actual nombre de ‘bautismo’, es un planeta de características especiales, pues fue purificado y santificado, en medio de su desenvolvimiento evolutivo.
El advenimiento del Cristo, eligiendo para encarnar y residir aquí, dio a los humanos con qué dar un salto evolutivo en aquello más precioso que un pueblo podría desear para su iniciación material y espiritual: la paternidad y genética crística que aumentaron sus posibilidades de amar al prójimo.
Ninguna enseñanza logra dar mayor dimensión a un ser creado que el sentido del amor. De esa forma se amplía la comprensión de los humanos sobre sus hermanos planetarios y la percepción de que es nuestro deber ayudarlos. El privilegio de convivencia con el Cristo nos dio estatus evolutivo, pero aumentó nuestra responsabilidad para con los demás planetas. [Registro 097]
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