domingo, 1 de mayo de 2011

La causación primordial

[23/04/2017] La causa de lo que vivemos hoy está en el futuro, por lo tanto estamos conectados al devenir de la evolución de nuestras almas. Toda la ciencia pasada nos hizo creer en lo contrario, pues estudiaba las causas mirando hacia atrás. Si hubieran dejado de mirar hacia el pasado, y hubiesen lanzado sus miradas más allá del límite de la imaginación, habrían visto algo que se divisaba en el horizonte: lo que viene de más allá, la longitud y espacio infinito, la posibilidad de progresar hacia lo alto, no de rascacielos y edificios, sino de la propia materia humana.

Y, basados en las posibilidades de las nuevas ciencias, nuestros ojos afortunadamente pueden explorar el futuro, no para hacer adivinaciones locas que cualquier estadística es capaz de dimensionar, sino para afirmarnos en un punto de certezas respecto al camino que queremos seguir en nuestra carrera cósmica. Si le es mostrada la posibilidad de estar en comunión con el Creador en el propio Paraíso, no hay nada más inteligente que conocer los pasos necesarios para ese momento triunfal. O elegir, según su propio libre albedrío, un camino de aventuras, hasta encontrar sus propias certezas que lleven al final de la jornada de su alma.

Por esta razón las materias ascensionales están ganando prestigio en las grandes universidades, a pesar de ser elección de pocos. La comprensión de que alcanzar una condición excepcional de conocimiento no es lo bastante para hacernos iluminados, ha llevado a los buscadores a investigar más a fondo la cuestión de la motivación humana.

Hasta que la última partícula, del último átomo, de la última célula genética no esté iluminada por una plena certeza de aptitud y consentimiento respecto al camino que se quiera seguir, el hombre siempre podrá escoger algo diferente de aquello que el futuro indica: un camino de unión con Dios. [Registro 096]

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