lunes, 17 de octubre de 2011

Sin palabras

[08/10/2017] Expresar las virtudes del amor, de la alegría, humor y bienaventuranza, es práctica incentivada en las escuelas infantiles. El sistema educacional evoluciona día a día, en sentido de estimular una formación completa del individuo y su integración al mundo externo, de forma de no romper con su percepción interna, como fue en el pasado de la humanidad, donde prevaleció la educación volcada hacia el mundo externo. Ahora el sistema actúa de “adentro hacia afuera” lo que exige una nueva percepción y comportamiento de los encargados, hombres y mujeres.

Ha sido tan gratificante trabajar con los pequeñitos en esa etapa de crecimiento y descubrimientos que la mitad de los cuidadores de las escuelas infantiles ahora es de voluntarios y estudiantes de humanidades. Estar con los nuevos bebés y niños, se volvió un placer, y oportunidad de crecimiento para los adultos, que revisan constantemente sus conceptos intercambiando ideas con las nuevas generaciones, a través de la “mentecoropatía”, una modalidad más avanzada de telepatía que abarca pensamientos y emociones.

Los bebés son percibidos en sus sensaciones y necesidades; los chicos mayores en sus voluntades e ideales, y niños y niñas se desenvuelven rápidamente, estimulados en la medida justa de sus anhelos y curiosidades. “Ahora sabemos lo que los chicos piensan y sienten”, dicen los entusiasmados y motivados cuidadores. “Ahora sabemos lo que los adultos esperan de nosotros, dicen los niños”. Y todos ganan con ello. [Registro 108]

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