domingo, 19 de febrero de 2012

El naufragar de las ilusiones

{19/02/2012} Los humanos estaban viviendo las consecuencias de sus decisiones y eso influía en el modo de actuar y pensar sobre sí mismos y los prójimos, para mal o para bien. La ola de desempleo aumentó en toda Europa, volvió a alcanzar al continente americano y sacudió Asia. La imagen de vida glamorosa, sustentada por el sistema capitalista, parecía un enorme transatlántico pronto a naufragar.

La transformación de hecho vino de la actitud de las personas que no aguantaban más esperar a que una orden planetaria fuese decretada a partir de sus gobiernos, que insistía en dar las espaldas a la razón. Irrumpían saltos de consciencia aquí y allá y personas, grupos y organizaciones civiles hicieron crecer la onda de solidaridad y voluntariado, como jamás había sido visto en el planeta. Finalmente algunos líderes surgieron en cada continente, para sugerir cambios mayores y señalar rumbos.

Justamente ahí es que podría conmemorarse la onda de cambios mayores, no en la fuerza de oposición generada por el miedo aprisionada en las mentes pequeñas, modeladas por el sectarismo religioso apocalíptico, que frente a la crisis, explotó. Inconscientemente muchos querían el fin del mundo y no el cambio. No entendían las leyes que rigen el Cosmos ni aceptaban el libre albedrío. Querían la manifestación de una ‘justica divina’ persecutoria y arrasadora contra los ‘infieles’ y la gloria de los ‘fieles solamente”, allá en el Paraíso. No veían que el dedo forma parte de la mano. {Crónica 028}

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