domingo, 10 de junio de 2012

La aventura del espíritu encarnado

[03/06/2018] Una vez incorporada el alma – envoltorio imprescindible para la protección de la llama de la vida – el espíritu pasa a recibir todos los influjos de la de las etapas que el alma va a vivir en el cuerpo encarnado y absorbe la jornada de ingreso al mundo físico: influencias anímicas, transcendentales (traídas por el alma), influencias planetarias (del Sol, de la Luna y planetas del sistema), del planeta donde nace, de la sociedad local y otra mucho más fuerte: la influencia genética del grupo familiar al cual está designado. Esto acompañado de poco o ningún recuerdo de su origen Divino, ¡de dónde vino y para dónde va!

Todo el conocimiento está ahí, en el Espíritu y el alma que nos ocupan, pero la zambullida en la materia densa y todo el proceso de encarnación hasta el nacimiento, aún no favorecieron a la construcción de un canal de comunicación interno. A lo largo del crecimiento y maduración de la consciencia, el humano va tomando ciencia de ciertas exigencias de su alma y será ‘estimulado’ a avanzar por su Espíritu - generalmente en situaciones críticas que lo impulsan a un mayor o menor salto de consciencia o reconexión.

Esa acción conjunta de la mente humana con el alma evolutiva y el espíritu, llevan a la persona en dirección a la realización de su jornada en la tierra como un Ser individualizado. Este individuo encontrará estímulos fuertes, muchas veces dolorosos y/o amorosos para “crecer” y su evolución va a depender de las elecciones que hiciera como humano. Es una relación crucial, en la cual alma y espíritu no tienen cómo interferir, pero sus presencias son como una luz que no puede ser ignorada. [RE 3] [Registro 125]

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